Historia de las puntas de ballet

Historia de las puntas de ballet

Hoy vamos a contaros cómo ha sido la historia de las zapatillas de punta a lo largo del tiempo. Esas zapatillas con las que los bailarines nos movemos con gracia y sutilidad por el escenario. 

En los comienzos del ballet no existían las zapatillas de puntas, razón por la que las bailarinas rellenaban de algodón las puntas de sus zapatos para bailar. Por eso hace unos 40 años, los fabricantes decidieron endurecer las zapatillas con cola para reforzarlas; esto permitió una mayor agilidad y elegancia en los movimientos al bailar. 


Los antecedentes

El antecesor a las zapatillas de puntas lo encontramos en el ballet de Céfiro y Flora (1796), de Charles-Louis Didelot, en el que los bailarines se subían sobre las puntas de los pies mientras estaban sostenidos por alambres y un arnés. 

Un siglo más tarde, al centrarse el trabajo en las habilidades técnicas, las bailarinas sintieron la necesidad de ponerse en puntas sin utilizar estos cables. Razón por la que en el siglo XIX se usaran zapatos más robustos y planos en la punta, a diferencia de los primeros modelos que eran más puntiagudos. La plantilla sólo se endurecía en la punta, no en la base del zapato. 

Unos años después, en 1813, Jean François Coulon pidió a su discípula Geneviève Gosselin que trabajara las puntas utilizando unas zapatillas flexibles que sustituían a las zapatillas de tacón empleadas hasta el momento. 7 años después hizo lo mismo con la bailarina Amelia Brugnoli. 


Marie Taglioni, la gran impulsora

Marie Taglioni como Flora en el ballet Céfiro y Flora de Charles Didelot (1831)
Marie Taglioni como Flora en el ballet Céfiro y Flora de Charles Didelot (1831)

Aunque sin duda alguna, la impulsora de este tipo de zapatillas en el mundo del ballet fue Marie Taglioni. Utilizaba zapatillas de satén modificadas, con plantilla de cuero y el lateral del pie, y la parte de los dedos se reforzaron y rellenaron con algodón en rama para ayudar a los zapatos a mantener su forma.

Era un tipo de calzado que mostraba a las bailarinas más inmateriales, etéreas e inalcanzables. Es cierto que su uso restringía los movimientos que hacían al bailar, pero poco a poco la mujer fue capaz de conseguir cosas imposibles con sus pies. 

Taglioni interpretó el 12 de mayo de 1832 en la Ópera de París el ballet “La Sylphide” completamente en puntas. Los espectadores criticaron, de la coreografía creada por su padre Filippo Taglioni, el uso excesivo de puntas para realzar la ligereza y darle un aire sobrenatural al personaje que interpretaba su hija. 


La evolución de las zapatillas de punta

Anna Pavlova
Anna Pavlova

Durante el romanticismo, se hizo más hincapié en el trabajo del pas de deux, en el que todo gira en torno al lucimiento de la bailarina. Durante este periodo el uso de las zapatillas de punta tuvo mayor auge y fue la innovación más famosa del ballet romántico.

Más tarde, durante la Revolución Francesa, se eliminaron por completo el trabajo con zapatos de tacón y se empezaron a utilizar los predecesores de las zapatillas de punta. Se trataba de zapatos que estaban asegurados al pie con una cinta y se ponían pliegues debajo para que los bailarines pudieran saltar, girar y extender el pie totalmente. 

A comienzos del siglo XX, la conocida bailarina Anna Pavlova modificó algunos aspectos de este calzado según las características de su pie. Colocó plantillas de cuero más duras, aplanó y endureció la zona del pie, para dar forma de recuadro.

Algunos de los fabricantes que se dedicaron a confeccionar zapatillas fueron entre otros: Jannssen, Eberman, Freed, Capezio,…


Su uso en la actualidad

Con el paso de los años, las zapatillas se han perfeccionado y reforzado, junto con otra ropa para danza, con distintos materiales en la punta de los dedos para beneficiar a la bailarina y mantener mejor su equilibrio. Su uso se inicia cuando las niñas tienen suficiente fuerza en las pantorrillas para mantenerse en esa posición por largos periodos de tiempo.

Para conseguir esto, las bailarinas hacen ejercicios rutinarios para subirse sobre los dedos de los pies con la ayuda de la barra. Al principio tienen intensos dolores en las articulaciones y los dedos de los pies, aunque se van acostumbrando y adquiriendo fuerza, técnica y soltura para poder hacer movimientos más complejos. Pese a que es un trabajo casi exclusivo de mujeres, hay hombres que también practican su uso.